"Si la inspiración no viene a mí salgo a su encuentro, a la mitad del camino". Sigmund Freud

jueves, 8 de septiembre de 2011

Cantando bajo la ducha



Toda la semana me la paso corriendo. El lunes arranco realmente temprano y hasta el jueves a la noche prácticamente no paro.
Con mis últimas fuerzas vislumbro el comienzo del viernes y recobro las energías. Porque el viernes es mi día libre, si señor. Porque los viernes yo almuerzo so...ah no, esperen, esa es otra persona.
Yo los viernes a la mañana, después de cumplir con mis obligaciones maternas, tengo un lapso de tiempo total y absolutamente mío. Y lo disfruto, oh si.

Tengo mi clase de canto, y después en general tengo que preparar mis propias clases (porque no sé si usted sabía que también me inmolo dando clases en un secundario), pero aprovecho para hacerlo en un bar que me gusta especialmente, tomándome un exquisito café, y sobre todo, tomándome todo el tiempo del mundo sin nadie que me hable, me pida cosas, upa, o cualquier necesidad básica a cubrir.

Justamente de mi clase de canto es que quería hablarle hoy.
 No es que yo sea Aretha Franklin ni mucho menos, digamos que me defiendo...pero lo más importante es que me gusta mucho. Realmente disfruto cantar, más allá de cómo lo haga. 


Si usted alguna vez tomó clases de canto tal vez sepa que cantar -lo que se dice cantar-  una canción completa, es algo que sólo se hace en los últimos minutos de la clase. El resto del tiempo se va velozmente entre ejercicios de vocalización, técnicas de respiración y colocación de la voz.
Y a mi  profesora le divierte particularmente darme una "tarea para el hogar" al final de la clase.


A veces es simplemente hacer un ejercicio específico, "mientras esperás el colectivo podés hacerlo" -sí, claro, como si yo me fuera a poner a los cuatro vientos "Bru bru bru bruuuuu" o "Fia fia fiaaaaaaa", seguro- 
Otras veces es buscar alguna canción de otra época de mi vida, que justamente me retrotraiga hasta ella, y con la que me sienta representada o identificada. A veces simplemente elijo que quiero cantar la próxima vez.


La semana pasada me pidió algo que me costó muchísimo: buscar una canción que por la letra, la música, el ritmo, el estilo, o el intérprete, me generara rechazo. Que no me gustara ni me generara más que cosas negativas, en fin, que la odiara.


Parece simple, pero no lo es. Cualquier canción que se me ocurría, terminaba encontrándole un motivo medio oculto, por el cual en realidad no era tan aborrecible.
Pensé y pensé y pensé... hasta que al final, un cartel publicitando el próximo estreno de una película argentina me inspiró. Y se hizo la luz.


Ya tengo mi tarea para mañana.


Y a usted, ¿se le ocurre alguna canción que cumpla con todos los requisitos que mencioné?


Capaz que de paso le puedo robar alguna idea...


Y ya que estamos, ¿adivina una canción de quién elegí?